martes, 18 de marzo de 2008

Poema a Jesus crucificado





No me mueve, mi Dios, para quererte

el cielo que me tienes prometido,

ni me mueve el infierno tan temido

para dejar por eso de ofenderte.


¡Tú me mueves, Señor!

Muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido;

muéveme ver tu cuerpo tan herido;

muévenme tus afrentas y tu muerte.


Muévenme en fin, tu amor,

y en tal manera que aunque no hubiera cielo,

yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera.


No me tienes que dar porque te quiera,

pues aunque lo que espero no esperara,

lo mismo que te quiero te quisiera.



(Atribuido a Santa Teresa de Ávila)

1 comentario:

  1. Esta breve poesía encierra el verdadero amor del hombre por Dios.
    Cuantas iglesias están llenas de gente que sólo sigue a Dios por lo que les ofrece, o por miedo. Se les ha enseñado que si obedecen a Dios tendrán riquezas, no padecerán hambres y estarán libres de sufrir. Cuando Dios mismo les advirtió que el camino a la salvación no sería fácil, sino que se enfrentarían a muchos obstáculos, que serían perseguidos y matados. Porqué si a El le han hecho perseguido y humillado que no nos harían a nosotros.
    Basta con mirarlo en la cruz, humillado y lastimado por amor a nosotros, para seguirlo.

    ResponderEliminar

Venga animate dejame tu comentario o tu opinion